Gran Hermano: de la Literatura a la TV

Desde la novela “1984” que George Orwell publicó en 1949 hasta nuestros días en la TV, el “Gran Hermano” con ese ojo que lo ve todo, ha generado y seguirá generando un contingente de adeptos y detractores. ¿Dónde surgió la idea? ¿Cuándo se pasó a formato televisivo? Te contamos todo…

El parto del Hermano Mayor

Pocos conocen que el verdadero y original “Gran Hermano” (Big Brother) es uno de los personajes más importantes de la literatura y en concreto, de la novela titulada “1984” que George Orwell publicó en 1949.

La novela de Orwell avizoraba un futuro londinense (1984) en el que “Big Brother” era la personificación de un partido político único y todopoderoso que todo lo vigilaba… como ese ojo-Dios que todo lo observa. La misteriosa figura omnipresente se comunica a través de gigantescas pantallas de televisión suplantando a todo líder político y gubernamental. Incluso Orwell desliza la posibilidad que ni siquiera sea una persona física sino un ícono propagandístico.

En la novela, además, aparecen otros organismos autoritarios, dependientes de “Big Brother”, como el Ministerio del Amor que contradictoriamente se encarga de las torturas y los castigos, el Ministerio de la Paz que hace de la guerra su herramienta eterna, el Ministerio de la Abundancia que hace que el pueblo viva sistemáticamente al borde de la marginación y la pobreza mostrándole al ciudadano un pasado inventado más caótico que el actual para mantener la idea de que “están viviendo mejor que antes” y el Ministerio de la Verdad que no es otra cosa que un organismo que “informa” que es verdad y que no en este mundo.

A este último Ministerio pertenece el protagonista de la novela, un tal Winston Smith, que se rebela contra el sistema por no respetar la intimidad, es apresado y luego manipulado hasta saber que no será un problema para el sistema para después ser liberado y terminar adorando al Gran Hermano, algo similar a lo que sucede con los integrantes de “la casa de Gran Hermano” del formato televisivo al que todos quieren pertenecer y convertirse en famosos de la pantalla chica.

Deshojando el libro: de las hojas a la pantalla

En 1991, se realiza un experimento en el desierto de Arizona llamado “Biósfera 2” donde 8 personas son recluidas en una bóveda de acero y vidrio hermético que simulaba el medio ambiente en La Tierra para conocer las consecuencias del encierro y el aislamiento en convivencia con otros individuos.

El 4 de Septiembre de 1997, en una reunión de producción de John de Mol Produkties en la que participaban Patrick Scholtze, Bart Römer, su hermano Paul Römer y el mismísimo John de Mol se estudió el experimento “Biósfera 2” y se gesta las bases del “Gran Hermano” de la TV que originalmente estaba pensado para 6 personas que soportaran el aislamiento durante 12 meses para llevarse el preciado premio en billetes. A los conceptos de encierro y aislamiento la productora agregó la competencia y la privacidad para convertirlo en un éxito mundial de rating, multimillonario y conocido como el más importante y más grande reality show (aunque no el primero en términos cronológicos) de la TV.

El formato ha variado de país en país, modificando, agregando y quitando elementos para adecuarlo a cada idiosincrasia y en post de elevar el nivel de audiencia en cada uno (así hubo “Big Brother” con mayor número de participantes, con famosos, con edad limitada, con mayor tiempo de reclusión e incluso un “Big Brother” que ocupó toda una villa, entre otros).

Apenas gestada la idea de “Big Brother” por una parte independiente de Endemol Entertaiment, en 1998, Peter Weir dirige la genial película “The Truman Show” con Jim Carrey y Ed Harris en los papeles centrales.

En “The Truman Show”, Truman Burbank (Jim Carrey) desde su nacimiento es “adoptado” por la productora de un show televisivo sin que éste lo sepa. Durante toda su vida, las 24 horas del día es observado por un canal exclusivo de TV que retransmite mediante infinidad de cámaras y micrófonos toda su intimidad y su vida diaria sin que él lo sepa. El decorado es una isla completamente estenografiada para convertirse en su pueblo y del que no puede salir. Todos los personajes son actores que se mueven en post del show y de Truman. Al cumplir 30 años, Truman comienza a desconfiar y se ve envuelto en un montón de “chascarrillos” intentando escapar de esta realidad creada por el personaje de Harris que al final por un micrófono de largo alcance le habla como si fuera un Dios, todo esto mientras se mantiene expectante al público y generando un rating explosivo que culmina cuando Truman deja su vida inventada, su show y pasa al anonimato. Un grotesco de “Gran Hermano” como un “Big Brother” a lo bestia que agrega a la idea del reality televisivo la ignorancia de ser visto por una multitud.

Cruzando el charco

Lo conocido en el Río de la Plata es “Gran Hermano” versión Argentina que tiene tanto rating en la vecina orilla como en Uruguay.

Sus reglas y elementos también han variado con el tiempo y hoy es el turno de “Gran Hermano 2011” o más sintéticamente “GH2011”. Esta vez (como la última) el presentador es Jorge Rial, un periodista de espectáculos reconocido por su programa de rumores de la farándula porteña y un ávido e inteligente gestor de tensión y suspenso.

Los personajes esta vez son 20 con la peculiaridad que entre los hombres y mujeres heterosexuales que habitan la casa (indispensables para las escenas de sexo que el reality necesita) aporta personajes homosexuales (tanto masculinos como femeninos) e incluso un individuo con disforia de género (mujer que se siente hombre y actúa como tal o viceversa) y que participa en el show para ganarse el premio final y poder realizarse una operación genital que complete su transformación.

La gran mayoría participa por ser reconocido en el mundo de la farándula, ser mirado y admirado y como siempre eso tiene sus fanáticos tanto a favor como detractores entre ellos los científicos que en principio habían visto la idea como formidable para estudiar los comportamientos de los individuos en situaciones básicas y de aislamiento pasaron a comprenderlo como un show mediático dirigido, manipulado y terriblemente adictivo al rating.

A la par que esto se discute, alrededor del show aparecen debates, paneles, informes diarios, galas de nominación, galas de expulsión y todo nuevo programa de tv que pueda aparecer y disgregarse en varias producciones con un único contenido: lo que sucede todos los días con esos 20 personajes encerrados en una casa.

Mientras tanto, nosotros, espectadores pasivos, permanecemos sentados frente al TV aletargados esperando que aquel con el que nos sentimos identificados porque es buenito o porque es duro, o porque es igual a nosotros no sea expulsado y resulte ganador. Y sea cual sea el ganador del show, el resultado final de ese último día no será otro que tomar el control remoto y apretar la tecla ON/OFF para apagar el televisor.

Alejandro Peña

Lic. en Ciencias de la Comunicación. Autor de "El lado oculto de la información" en 1997. Periodista y Publicista. Redactor. Diseñador Gráfico y Web.

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