Coldplay, Mateo y Lenny

En esta sección de comentarios discográficos, tres de los discos más esperados, por diferentes razones, de este año 2008. Coldplay y su trabajo consagratorio, el debut solista de Mateo Moreno, uno de los fundadores de No Te Va Gustar, y un Lenny Kravitz fiel a su estilo.

Coldplay : Viva la Vida or Death and all his friends

Una apuesta a la vida o un deseo de muerte, que en el peor de los casos nos acerca uno de los discos del año

La popularidad de la banda Coldplay ha crecido tanto en los últimos cinco años que se está volviendo peligrosa la valoración de la misma en esta latitud. Es que la crítica musical – tradicional – uruguaya, típica de los años 80’s, nos ha enseñado a través del tiempo que cuanto más popular es un artista, peor es; aunque es capaz de recobrar sus dotes de calidad si pasado unos veinte años ese artista pasa al olvido popular.

Hoy por hoy los liderados por Chris Martin se han impuesto como una banda en creciente popularidad en nuestro medio, lo que haría que alguno de aquellos críticos de los 80’s, comenzaran a pensar que lo mejor del grupo quedó en «Parachutes», su debut del 2000.

El cuarto y último disco de Coldplay fue editado en junio del 2008 con el nombre de «Viva la Vida or Death And all his Friends», contiene tan solo diez canciones que fueron grabadas entre Londres, Barcelona y Nueva York en la primer parte del año. La producción estuvo a cargo de la dupla conformada por Markus Dravs y Brian Eno, el ex integrante de Roxy Music que fuera productor entre otros de los irlandeses U2.

Se trata de un disco breve en materia de canciones pero lleno de elementos cambiantes que hacen que la obra aparezca como algo sumamente medido, donde cada cosa parece tener una razón de ser.

Se abre con la canción ‘Life in Technicolor’, donde la banda parece avisar de lo que se trata este nuevo trabajo; de evolución, de mantener lo bueno alcanzado por la banda pero agregarle el cambio necesario para no caer en la monotonía. Así suena el primer corte de difusión ‘Violet Hill’, donde la «suavidez vocal» que caracteriza a Martin se ve desafiada por un ritmo de batería que machaca de fondo como pidiendo que no decaiga. La canción ha sido número uno en buena parte del mundo e incluso se ha convertido en el primer número uno de la banda en nuestro Uruguay.

Pero por si alguien todavía sigue viendo a la banda como una creadora de climas oscuros y tristes melodías, la banda edita como segundo corte ‘Viva la Vida’, una de las canciones que da nombre al disco y que realza el nuevo ritmo del grupo aún más; con un tono alentador, una alegría controlada, y un coro al final de la canción apropiado para estadios de fútbol, Coldplay nos aleja en este corte de aquella clásica melancolía y nos deja con la dicha en movimiento.

En el track número 3 nos encontramos con ‘Lost’, una canción con el nombre de la serie de televisión más popular de la década, donde el grupo se acerca a esa electrónica sútil que tan bien le cayó en el anterior trabajo. Sobre una base rítmica apropiada para palmear tal como si estuviéramos frente a la versión siglo 21 del ‘We are the Champions’, de Queen. Reflexionando sobre la vida y lamentando los errores cometidos, Martin nos confiesa que se encuentra perdido esperando que baje el sol, mientras el ritmo casi programado nos conduce hacia ese órgano final que nos transporta hasta la iglesia más cercana con el casamiento menos esperado.

El disco se cierra con la segunda mitad de su nombre, la canción ‘Death and all his Friends’, tras pasar por ese guiño a los genios de Liverpool llamado ‘Strawberry Swing’, la españolizada ‘Si’, y esa suerte de medley inédito que es ‘Lovers in Japan/ Reign of Love’ donde la ambición y la introspección parecen ir de la mano.

Las canciones ‘Cemeteries of London’ y ‘42′ completan una placa excelente por donde se la mire. Composición, interpretación, producción y riesgo a la hora de cambiar son lo que sobresale en este trabajo.

Difícil es saber si será éste el punto alto de un triangulo compositivo en la carrera del grupo o si será uno de tantos puntos altos en su carrera cuando ésta supere los 20 años. Eso lo sabremos dentro de 13.

Pero lo que si sabemos hoy, es que ‘Viva la Vida or Death and all his friends’ es el disco que los críticos esperábamos para no dudar cuando en el futuro hablemos de la banda de la década del 00, y consideremos a los ingleses de Coldplay como los principales candidatos.

Calificación : SMB

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Mateo Moreno : Auto

La forma de hacerse solista por sí mismo

El viernes 27 de junio del 2008 fue la fecha en la cual vio la luz «Auto», el debut discográfico solista de Mateo Moreno.

El artista fue fundador junto a Emiliano Brancciari y Pablo Abdala de una de las bandas más populares de la historia del rock nacional,  No Te Va Gustar, con quien grabó cuatro discos cosechando con ellos una innumerable cantidad de hits y logrando una aceptable repercusión internacional. Tras la edición del último disco con la banda «Todo es tan Inflamable» en el 2006, Mateo Moreno anunció su partida en medio de un mar de rumores sobre la decisión tomada. Durante el 2007 además de su tarea educativa, se dedicó a la producción artística de Kuropa & Cia y María Paz, e integró la banda de Pitufo Lombardo. Luego se integró a la banda de apoyo de Martín Buscaglia «Los Bochamakers» y elaboró su esperado debut.

«Auto» fue grabado entre octubre del 2007 y abril del 2008 por César Lamchstein y masterizado por Joaquín García en Santiago de Chile. Con fotos de Sabina Harari el arte de tapa fue realizado por Juan Carve.

En el disco colaboraron una serie de músicos amigos del artista entre los que podemos señalar a los hermanos Ibarburu, Martín y Nicolás, Emiliano Brancciari, «Palito» Elizalde, Martín Morón, Gustavo Etchenique, Ney Perazza, entre otros.

En el disco se ve reflejada una tendencia pop entremezclada con rock, funk, salsa, candombe, y hasta ritmos cercanos a lo folklórico. ‘Como un Corte’, el track 7 del disco es una suerte de samba rock donde el artista deja fluir su emotividad en uno de los mejores momentos del disco, por el contrario en el track 10 ‘La Abuela del fin’ nos deja lo más flojo del disco, con una canción al estilo del ‘2 al 70′ de Cursi, que nos muestra como debe sonar el pop más uruguayo. El primer corte de difusión es ‘El Reloj’, donde encontramos una interesante influencia de la salsa que a medida que aparece en el track, por su ritmo y elaboración nos invita a bailar. Con ‘Simple’, desde el arranque con un rasgueo de guitarra y una trompeta que acompaña su incremento hasta el tono de voz en el que mejor se siente el artista, tenemos la mejor canción del disco.

Un debut auspicioso en un momento donde son necesarios mayor cantidad de buenos solistas, para hacer de la escena local un movimiento más duradero.

Calificación : MB

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Lenny Kravitz – It’s time for a love revolution

Una revolución que como pocas, no sugiere cambio alguno

Acusado de sonar siempre igual, de ser reiterativo, de no inventar nada, y un montón de cosas más relativas a la monotonía de sus composiciones, Lenny Kravitz se las ingenia para que cada disco que saca sea centro de atención mundial, expectativa que muy pocos solistas de la actualidad pueden mantener.

En febrero del 2008 edita su octavo disco de estudio «It is time for a love revolution» («Es tiempo para una revolución de amor»), en la línea de lo esperado. Canciones sencillas y directas, con riffs de guitarras que sobresalen en la melodía y baladas que parecen haber sonado ya en discos anteriores del artista. Es decir, es un disco de Lenny Kravitz.

En ‘I’ll be waiting’, la balada editada como simple de difusión,  parece que escucháramos ‘Believe’ su clásico del 93. En la canción que da nombre al disco, podemos recordar ‘Are you gonna go my way’, en ‘Love, Love, Love’ su segundo corte de difusión, nos acordamos de ‘Dig in» su éxito del 2001; y así podríamos hacer con cada canción del disco. Esto que pude ser la gran crítica negativa hacia el artista, se termina convirtiendo con los años en su mayor virtud.

Es difícil criticar a un artista porque suena siempre igual, porque en definitiva esto termina siendo una muestra de lealtad a sus ideas y una coherencia sobre sus gustos. Pensemos sino, si Bob Dylan en los 60’s no sonaba siempre igual, si The Who en los 60’s no sonaba siempre igual, o si The Kinks en los 60’s no sonaba siempre igual. Y no por esto dejaron de ser grandes nombres en la historia de la música. Quizás el amigo Lenny no esté a la altura de ellos, o quizás si; lo cierto que cuando se hace música con determinada característica y esa característica se respeta, es difícil hacer la crítica negativamente.

En «It’s time for a love revolution», como viene siendo costumbre en los discos del artista, él se encarga de tocar todos los instrumentos, la percusión, las guitarras y el bajo, apenas si permite la participación de Anoushka, hija de Ravi Shankar, que con su sitar adorna una de las mejores canciones del disco ‘Bring it on’.

El sonido stone invade el disco en el track ‘Dancing till dawn’, una pieza de esas que son ideal para energizarse a la hora de salir de casa. El rock gospel que se hace presente en ‘Good Morning’ y la delicada ‘A long and say goodbye’ que fuera inspirada en su fallecido padre, le dan el toque de emotividad al disco.

Así es que el último trabajo del querido Lenny nos trae lo de siempre, soul, rock, riffs, y mucha década del 60 reconvertida en los 90 para un sonido siglo 21, que aunque para algunos suene a viejo, cada tanto es bueno escuchar.

Calificación : BMB

Fernando García

Un comentario en «Coldplay, Mateo y Lenny»

  1. woow………………………………………………………………………………………………………………………….
    @mo a ColdPLay mE GustaRia k viniEran a mExico son lo maXimo
    I lob colD PlaY

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