La Caravana Mágica, el ritmo en tus pies y la alegría en el corazón

A ritmo de baile y fusión pero con sensibilidad a flor de piel, el segundo disco del Pelado Cordera se hace sentir.

Apenas un año pasó del debut solista de Cordera (“Suelto”) que ya el inquieto artista ha lanzado su segunda producción, “La Caravana Mágica”.

Este segundo trabajo parece complementar al primero, dado que mientras aquel era dominado por una calma aparente, el nuevo disco viene con todo el bailongo encubierto al que el pelado nos ha acostumbrado desde la época de “Libertinaje” con la Bersuit.

Esa mezcolanza que hace el artista fusionando el rock con ritmos tan variables como la cumbia, el folklore y la murga, entre otros, parece ser el terreno donde mayor repercusión ha obtenido. El disco es producido por Chávez, quien guiñando a su época de Árbol, contribuye a resaltar éstas características tan sobresalientes del argentino más uruguayo.

Un disco de 10 canciones, algo extensa todas, pero de más ninguna, se abre con ‘No es que sea viejo’, donde desde el medio del pecho bien hondo, el pelado relata con lujos de detalles el momento por el que transita su vida actualmente; con ritmo de baile y pequeñas frases consecutivas, se trata de una canción donde cualquiera que visualice la meta más fácilmente que la largada, podría llegar a identificarse.

Y si de bailar se trata, el primer corte del disco ‘La bomba loca’ a fuerza de dancehall y con el chavismo a flor de piel ya desde el arranque, la propuesta llena de sexualidad y sensualidad es jugar a la bomba loca, solo se necesita tocar para encender y bailar para brotar.

La veta bailantera en que se sustenta este trabajo se reafirma con creces en ‘Asalto de cumbia’, donde el pelá de Avellaneda roba sonrisas y amor en un asalto que a pura cumbia no se olvida de el “negrita” y el “movete”, términos que identifican el ritmo al dedillo, y juega con una serie de conceptos difíciles de discernir donde situar el límite de lo real con el de la ironía.

Al momento de mezclar ritmos bailables populares, el artista también incluyó toques de reggaetón, y lo hizo en ‘El Lisiadito’, una canción desde donde el personaje reclama a gritos el cariño necesario para sentirse completo.

La parte más sensible y emotiva del disco viene de la mano de la historia de ‘Huguito’, con una letra llena de emotividad donde Cordera recuerda al personaje con indisumulado cariño, y ‘Acerca de la muerte’, desde la reflexión del milagro de la existencia hasta la conjunción de hipótesis posibles donde terminaran nuestras vidas, la canción toma el final de la vida con una visión optimista, al mejor estilo mexicano donde la muerte es una fiesta y el morir es apenas un nuevo despertar.

El carnavalito ‘Estoy real’, ‘Iridiscencia’ y el folklórico ‘Se cae’, donde anuncia la caída misma del capitalismo por falta de corazón, completan un disco que a modo de presentación “murguista-carnavalera” se cierra con ‘La retirada’, una letra que juega con la despedida misma de la vida, marcada como el final de la ilusión, y un retiro feliz y a ritmo de murguita, donde no falta el saludo a los amigos y a quienes supieron hacer del viaje un sustantivo momento de felicidad.

Difícil hablar de un disco que invita al baile y la alegría, cuando el juego con la muerte se hace presente a cada instante. Pero la alegría no solo pasa por el ritmo; la alegría es seguridad en la vida misma, saber reconocerse, aprender a convivir con el inexorable paso del tiempo, saber que a nadie les gusta las flores marchitas pero aún así seguir creciendo; saber que no hay pena estipulada en la constitución para quien le roba tiempo a la muerte, y a la vez recordar a los seres queridos como engalanadores del cielo, pensando que en algún momento el reencuentro con ellos será maravilloso.

Un disco que apunta en letras a mirar el futuro con optimismo, aún cuando en ese futuro se encuentre lo que tanto tememos; sacarle viruta al piso y dramatismo a la muerte, sabiendo que en definitiva cuando ella llegue, tan solo será un nuevo comienzo, dentro de un nuevo final.