Al fin: Calamaro querido!!
En el marco de la edición 2013 del Festival “Primavera 0”, el miércoles 6 de noviembre Andrés Calamaro se presentó en el Teatro de Verano de la ciudad de Montevideo, brindando un show que estuvo a la altura de las expectativas que un artista como «El salmón» puede generar.
Un espectáculo para todos los gustos donde la conexión entre El Cantante y su gente no dejó de estar presente a lo largo de en un show que arrancó pasadas las 21 horas y superó las dos horas de duración, colmando las expectativas y mostrando al artista como siempre lo quisimos ver.
El show estuvo además encuadrado dentro de la presentación del último disco del artista “Bohemio” editado este año y al cual ha presentado en varias partes de Latinoamérica. Las canciones y las palabras justas hicieron que entre mate y mate que fue tomando Andrés, el público de a poco se fuera conectando a través de sus gargantas con el artista, logrando que el espectáculo tuviera el marco que el mismo merecía.
El comienzo fue con una serie de canciones con las que homenajeó su pasado, ya que arrancó con dos canciones del primer disco de Los Rodríguez que saliera allá por el año 1991, ‘Mi enfermedad’ y ‘A los ojos’, a las que le siguió una versión de un tema del maestro Sabina ‘Todavía una canción de amor’, con las que fue tomando el contacto con el público uruguayo, que comenzó a movilizar sus gargantas en modo de aperitivo cuando el artista interpretó ‘Crímenes perfectos’. Esta fue una especie de antesala que dio paso a la interpretación de una serie de canciones de su último disco “Bohemio” aparecido en este 2013. Primero fue el turno del corte de difusión del disco ‘Cuando no estás’, sin duda la más aclamada de su reciente trabajo, para luego interpretar ‘Bohemio’, ‘Rehenes’ y ‘Tantas veces’; canciones todas como para el fan incondicional de Calamaro que tuvo en esa primera parte del show el contraste de dos épocas del artista distanciadas por 20 años pero unidas por la impronta que siempre el autor aplicó a sus composiciones a la hora de escribir.
Llegó la hora para el gran público, ese de los hits, ese que con un Calamaro enfrente nunca se va a sentir defraudado porque vaya si los tiene. Primero se descargó con ‘Tres Marías’, en una versión ajustada a 
la banda, algo lejos de la original donde participa Pablo Lescano; canción que la complementó con ‘Tuyo siempre’, también ajustada a su banda ya que en la versión en vivo, que fue la que se convirtió en éxito, hay una participación de la Bersuit Vergarabat que musicalmente a la original aparecida en el disco “El Salmón”, la llevó por otro lado. A esta dupla se le sumó ‘Loco’, hit ineludible de ‘Alta Suciedad’, ese disco que provocó un quiebre en la carrera solista del artista convirtiéndolo en uno de los más populares surgidos de la Argentina. Ese homenaje a las musas que es ‘Carnaval de Brasil’ le siguió con una sorpresa, y fue el medley que el cantante realizó con el clásico de Lou Reed del año 72 ‘Walk on the wild side’, que fue coreado también en su estribillo; sentido y merecido homenaje a un artista que influyó ya sea con The Velvet Underground en los 60’s o con la carrera solista que desarrolló a posterior, a varias generaciones de músicos surgidos en los últimos 30 años, entre ellos el propio Calamaro, quien lo recordó comentando de él que fue “el primero en hablar de sexo, drogas, prostitución, y muchas historias que se ven en las calles”.
Aquí es como que comenzara el tiempo del rock and roll para Andrés, que arrancó con ‘Mi Gin tonic’ de “La lengua popular”, siguió con ‘Me arde’ con la cual también generó un medley al final de la canción con ‘Dead flowers’, un clásico Stone de los años 60’s; prosiguió con un rock and roll de su último disco ‘Doce pasos’, y cerró este bloque con uno del disco “El salmón”, ‘Días distintos’ que sirvió para el agite de la noche.
En el show el argentino generó un momento de jazz sesión, donde mediante el recuerdo de grandes del género como Chick Corea, sacó a relucir un regalo recibido en su último pasaje por el Perú, se trataba de un curioso instrumento que al decir del propio Calamaro se llama “gaita hembra larga”, con la cual acompañó la sesión, durante la cual uno a uno fue presentando a los diferentes integrantes de la banda. Allí fue que tuvieron su momento el guitarrista Baltasar Comotto, el tecladista Germán Wiedemer, el bajista Mariano Domínguez, el guitarrista Julián Kanevsky y el baterista Sergio Verdinelli, uruguayo que al decir
de Andrés es el encargado de cebar los mejores mates en el grupo.
En este momento es donde cada integrante se lució, y particularmente el tecladista Germán Wiedemer con quien más tarde se largó a realizar una impecable interpretación de ‘Estadio Azteca’, probablemente la mejor canción de Calamaro que fue otro de los temas más coreados de la noche. Luego volvió a estallar el Teatro de Verano cuando el cantante y su banda se largaron con ‘Te quiero igual’, donde Andrés aprovechó para agradecer una vez más y manifestar su alegría por “pisar nuevamente las calles de Montevideo”. Y sin dejar respiro se largó a interpretar ‘El Salmón’, sin duda de las más coreadas y hasta pogueadas de la noche, uno de esos momentos que tuvo la noche donde la conexión del canto entre el artista y la gente se vio en torno a un esplendor especial. Y sin mediar tiempo alguno, arrancó ‘Sin documentos’, la canción que hizo popular a Los Rodríguez en 1993 y que quizás salvando la época con Los Abuelos de la Nada, fuera la canción que lo hizo popular aquí en nuestro país.
Sentado como tantas veces en la noche al borde del escenario donde se ubica la batería, y mientras se tomaba algún mate más para ayudar a salir las palabras recordó “las primeras veces que vine a tocar a Montevideo, en el barco que lleva el nombre del Papa, el Papa Argentino, el Papa Uruguayo, el Papa Rioplatense bah; me acuerdo que viajábamos toda la noche para llegar a Montevideo con Miguel Abuelo, Charly García… y veíamos las luces de la ciudad a medida que nos acercábamos, y a mí se me venía a la mente esta canción…”, y allí se largó a cantar un fragmento del tango de Gardel y Le Pera ‘Volver’, con su estilo, disfrutable y sentido, pero sobre todas las cosas efectivo, aún más cuando le enganchó su mayor éxito solista ‘Flaca’, la canción que fuera la más popular en nuestro país en el año 1997 y que está asignada a ser uno de esos clásicos eternos. 
El fin del espectáculo como tal fue marcado por ‘Paloma’, una de esas canciones que en un principio fueron del montón, pero que con el correr de los años se ha convertido en un clásico dentro de las presentaciones en vivo del artista.
Allí la despedida, el agradecimiento y la retirada por un momento del escenario, el cual lo esperó para la hora de los aclamados bises. Las canciones elegidas fueron ‘Alta Suciedad’ y ese rock de estadios e himno a la eterna amistad que es ‘Los chicos’. Para redondear una noche de emociones, homenajes y show, culminó con la interpretación del estribillo de ‘De música ligera’ del gran Gustavo Cerati y Soda Stereo.
Allí sí, fue el final. Pero un final si se quiere atípico, con mucha conexión del artista con la gente, un saludo particular recorriendo el borde del escenario, señalando a los asistentes, golpeándose el pecho y besando simbólicamente el piso Uruguayo.
Andrés se presentó en Uruguay como tantas veces, pero tocó como nunca, disfrutó del show en sobre manera y el público deliró y acompañó como el artista se lo merecía, dejando atrás viejas presentaciones donde las cosas no habían salido del todo bien. Así pasó el salmón, el cantante; así pasó Andrés por nuestro Teatro de Verano, realizando un espectáculo perfecto de comienzo al fin y demostrando porqué fue que se convirtió en el músico argentino más popular de los últimos treinta años.
